miércoles, 5 de enero de 2011

Pierrot, mon fou.




Pierrot sale de la cama a las seis treinta. Pierrot es un hombre de rituales. Sé que calienta el agua a cierta temperatura y que tiene un modo sabio de conocer las burbujas antes de comenzar su ebullición; puede encontrarse fuera de la cocina y sólo escuchándola, saber cuándo está en su punto, entonces Pierrot regresa, apaga el fuego y vierte el agua en el mismo termo que conserva hace un par de años. Pierrot bebe un té tras otro y no desayuna, así se acostumbró su cuerpo. A Pierrot le gusta que yo no esté levantada para poder estar a solas escuchando en volumen bajo la radio de algún pueblo lejano con sonidos de acordeón. A las siete y media no se oye ningún ruido, todo es silencio y calma, sólo allá lejano se escucha que viene bajando un hilito de agua que va creciendo grande, hasta volverse un río caudaloso, y es que lo sé, es Pierrot riéndose solo.

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Buzón