domingo, 9 de enero de 2011

Domingo


(Foto de Facundo Torrieri)


contra la claridad, está latiendo/ el ansia de soñar que no nacimos/ el afán de tardarnos en vivir (Pedro Salinas)


En esta noche de domingo, la calle se silencia, calla. En esta transición hacia lo oscuro, el viento ha aumentado en su sacudir monótono y estable. Debajo de la farola alguien pasa, camina mirándose los pies como si en ellos encontrara el ritmo de su vida- hay una certeza hiriente que se sabe expuesta, el inequívoco peligro de volverse polvo- como si en no detenerse nunca, pudiera retrasarse la existencia. Hay en el aire un silencio sordo, que aparece sólo los domingos, la ciudad calla, y el tránsito de pensamientos también. Pero, dentro, el corazón despierta y se sabe lava y se mueve como el fuego que comenzó siendo una chispa, y entonces se calienta el cuerpo, y un nudo de duda se atora en la voz, como si no se conociera la emoción desbordada, como si se sorprendiera, si quiera, de sentir. ¿Es esto la vida? se pregunta y se desplaza a la ventana, debajo de la farola alguien pasa y camina mirándose los pies.

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