A Nadia, Yesenia, Nicole, Alejandra y Rubén.
En las noches me despierta la imagen de él, la de ellas.
La oscuridad se
abre como una boca fría
bajo la mirada
amenazante de las sombras.
Se me revelan los
ojos de él , los de ellas
en un silencio
que es más mudo por el miedo
de quedar
también nosotros acallados
por un golpe en
la boca o en el alma.
De a uno a uno se
han ido llevando a todos
tantos nombres
rotos,
las ausencias.
En el cuerpo se
abren grietas hondas como el fuego
las ventanas
tiemblan a lo lejos
por un grito que
mañana será nada.
Así se van
llevando nuestros días,
nuestros meses,
nuestras ganas.
Esos hombres con
dientes de rapiña
que relamen sus
lenguas en la muerte.
En la noche
sus ojos se abren como flores.
Sobre sus bocas
descansan pájaros
que atraviesan
el invierno,
la locura.
Debo nombrarlos
tantas veces
como quepa su
voz en el silencio.
Debo recordarlos
cada luna
para darle sentido
a la inocencia.
Para reconstruir
un mundo
que pueda
habitar ella,
la de los ojos
de laguna,
la que apenas es
tocada,
por la esencia
luminosa
de la vida.
.
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Buzón