miércoles, 18 de mayo de 2011

Cambios

Estos días ha vuelto la nostalgia, esa que se asomaba en los días de lluvia cuando me quedaba dormida viendo como resbalaban las gotas por la ventana. Esos días que presagiaban una partida hacia alguna parte. Un destierro. Una despedida. Una muerte. Un bardo entre un lugar y otro, como estar en medio del océano en un día sin mucho viento que no lleva hacia ninguna parte. Un paréntesis silencioso entre tierra y tierra.

Estos días tendré que comenzar a desempolvar todo, no son muchos años acumulados en esta pequeña casa que hoy habito, pero soy muy dada a los apegos. Quiero ese pequeño rincón con esa planta que conservo desde los 15 años y a la cuál nombre Cosme. Quiero esa cocina en la que aprendí a hacer mermelada y en la que cocinamos pizzas para tantos amigos. Quiero ese cojín de barcos que hizo una amiga con sus propias manos. Quiero este rincón en el que escribo con esas polaroid en la pared, esas postales, esa hada que me siguió desde la Patagonia y un dibujo de nieve.

Me asustan los movimientos, observo con recelo los cambios, no vaya ser que alguien mueva demasiado los objetos y ya no reconozca dónde está mi hogar. Hoy suena a que no se encuentra en ninguna parte, que ha dejado de ser el jardín de casa de mis padres y que tampoco es esta pequeña casa con su piso de madera. Soy un montón de recuerdos, cajas y objetos que se han olvidado entre una mudanza y otra, como pequeñas piezas de mí que van quedando rezagadas.

Hoy empieza la mudanza y habré de cambiar de una estación a otra, pasar de la primavera al invierno, saltándome el verano y el otoño para llegar a un invierno en un país quizás demasiado lejano y a la vez presente todo el tiempo. Llegaré al frío húmedo de esas tierras e intentaré colarme con el viento, tratando de hacer mío un espacio al que quizás pueda llamar “casa”, aunque sólo dure un momento.

2 comentarios:

  1. Querida Ili:
    Aquí también se te quiere mucho. Siempre dieron ganas de estar más cerca tuyo... Al menos ahora, en algún punto aquí, entrelazado con las palabras, a veces me acompañas y yo a ti, que ya es mucho decir.
    ¿A dónde te vas? ¿No será que te vienes para el Sur también, no? !!!! Avisa, loca, que me chirria la emoción. Suerte con la mudanza. Todo lo lleva uno consigo, hasta el hogar.
    Abrazo fuerte:
    Lu(:

    ResponderEliminar
  2. Y caen a raudales las golondrinas,
    como copos de nieve,
    vienen cantando huellas
    de antiguos caminos.

    Vienen ahora todas juntas,
    las golondrinas del asfalto,
    y también alguna que otra
    de los senderos de barro.

    Vienen la que llevaron copia fiel
    de sus queridos ríos,
    y otras que no pudieron sostener
    el agua en el vacío.
    Ahí vienen.

    Como el verano.

    ResponderEliminar

Buzón